sábado, 17 de octubre de 2009

Fin de la Guerra




Crónicas (del final) de la guerra (VIII)
Bando del demonio. RoE-Ne 14, 2009


A falta de otro escriba, yo mismo, Cole (Baltasór), redacto esta crónica de guerra; y será la última, pues un cansancio generalizado campa a sus anchas por estas tierras. Quizás se deba a la ola de frío, quizás, a la resaca de las fiestas… En cualquier caso, enmudecen las trompetas de guerra para dar paso a una nueva era, donde los seres vivos, grandes y pequeños, todos, intercambian experiencias, alegrías y poemas. No veo a ArWen, ni a LEulo, ni a Mim, ni a Pequenita, ni a Phoeby, para darles la noticia; sólo especies menores de diferentes plumajes…

¡Tuiiii! ¡Tui-Tuiii! ¡Tuiiii! ¡Ú-u-úuu! ¡Ú-u-úuuu! ¡Chrii-chi! ¡Chi-crriii!



¡Amanece en el Bosque!, desolado
por las guerras sin nombre padecidas,
cuando miles de órcos homicidas
aplastaron su fauna y arbolado.

Hoy despiertan la liebre y el venado
y otras muchas especies protegidas,
dando saltos y alegres zambullidas
en las aguas del lago platinado.

Se respira una paz en el ambiente,
que nos mueve a escribir en armonía
con los seres del bosque reticente.

Baltasór ya no obra con falsía,
cuando explica con verba fehaciente
que la paz ha llegado en este día.

Por lo tanto ¡que viva la alegría!
¡Que los clientes inunden la Taberna
y prosiga la juerga sempiterna!

Cole ©



Es un día de júbilo,…¡¡¡Albricias!!!
Se acabaron las guerras en el bosque;
Baltasor rinde armas, y a sus Orcos
les enseña a tener, nuevos valores;
desde ahora serán más obedientes
y tendrán que limpiar todo desorden.
Ganador es el bando de las brujas;
son bellas, seductoras y muy nobles,
por no decir que usaron sus hechizos
a base de gran dosis de limones.
El campo de batalla ya no existe
sólo queda sembrar los girasoles,
concluir ese tratado en la taberna,
y mimar con denuedo al señor Cole.

Phoeby ©



Mientras se alejaba del Sauce Milenario, a través de aquel sinuoso y angosto sendero, aquel a donde la luz no llegaba, y apenas unos rayos de sol acertaban a colarse cual reptil a través de las hojas de los infranqueables árboles, Arwen podía sentir el frío que se producía en aquella sombría zona, era un lugar cubierto por una espesa vegetación; la Elfa sentía como se calaban sus huesos, y su ropa humedecida se impregnaba de ese olor a mojado...

Después de mirar a los ojos de Cole no pudo articular palabra, se vio perdida, indefensa ante el calor y la ternura con la que acariciaba sus manos mientras la asesoraba contra los consejos de Mim, sin duda otra de sus artimañas, aquella delicadeza no era propia de un demonio, pero el no sentía amor, sólo se defendía fingiéndolo...al menos eso pensaba ella y por eso decidió alejarse de él.

Perdida, viajaba a caballo de sus recuerdos cuando de la nada surgió una helada sensación que atravesó su pecho, el ruido silbante de aquel filo gélido, fue acompañado por el grito de esfuerzo de aquel o aquella que portaba la espada que atravesó su cuerpo como si de papel se tratara, cayó de su montura y el suelo blanco por la helada de la noche se tiñó de un rojo intenso alrededor de su cuerpo.

No podía más que esperar al solitario final que el destino guardaba para ella, y mientras yacía agotando los últimos minutos de su vida, intentaba comprender el porqué de ese fin ¿quién era la mano ejecutora y por qué?..., mientras el color de su piel iba difuminándose y sus labios antes rosados y carnosos palidecían por segundos, su cabeza barajaba ciertas hipótesis atormentada y asustada por la soledad al final de su vida...

-Él...él no pudo ser, cuando le hablé parecía tan sereno... Pero es un demonio y sus ojos. Quizás me mentían, aunque parecía del todo improbable....

-Por otra parte Mim...ella estaba fuera de sí, como poseída cuando nos encontramos, sabía a dónde iba, ella pudo ser, aunque por otra parte fue certera, templada, serena y fría la mano ejecutora con la espada, cosa que dudo que Mim. pudiera, ya que ella no esta quieta ni siquiera con la escoba en la mano es una bruja muy inquieta....

-No importa quién lo hizo, aunque me gustaría saber por qué. Leulogia... demasiado lista para ello, lo haría pero quizás de otra forma más sutil. Peque... Mi Peque no, ella jamás lo haría es sencilla, casta en sus sentimientos al igual que Phoeby, aunque la meiga... ella creo que está enamorada de Cole y al enterarse de mis planes podría haberlo hecho para evitar que yo pudiera causarle daño alguno al demonio..

-No sé.... aunque quizás... puede ser..., recordó por un momento una imagen de aquel que la llamaba musa, de aquel que sus lágrimas no eran tan verdaderas como parecían; en algún momento le recriminó la relación con el demonio, aunque, él tenia más relaciones en el bosque que limones Pencho en la bodega; él o alguna de sus amantes podrían haber sido los ejecutores... sabe Dios... Fuera quien fuese consiguió su objetivo....

Arwen sentía que el fin se acercaba, el frío invadía su cuerpo, sentía un cansancio inusual, a la vez que una paz iba llenando su alma de luz, era una contradicción lo sé, mientras su vida se apagaba, su alma se encendía, sentía miedo... Cerró los ojos y suspiró, pensó en su nana tenía la esperanza de que en este nuevo camino estuviera esperándola para guiarla...

Sintió unos pasos que se acercaban a su lado alguien con una capa negra que cubría su cuerpo y rostro se detuvo de pie mirando como la vida abandonaba su cuerpo; ella, inmóvil, ya sólo acertó a abrir los ojos y allí vio a aquel ser oculto que portaba en una mano la espada llena de sangre con la que fue herida de muerte y una rosa roja en la otra. Sin decir palabra ella cerró de nuevo los ojos, exhaló, y la luz de su alma abandonó su cuerpo. En ese momento y sólo entonces, cuando la supo muerta, el ser que allí aguardaba le lanzó la rosa sobre su pecho, se dio media vuelta y se fue con premura al escuchar diversas voces que se acercaban....

**ArWeN** ©




Llevo más de cuatro días paseando por el Bosque, y camino solitario pues no traigo mi cohorte. Al mismo tiempo analizo la raíz de las pasiones, que oscurecen la razón y nos hacen oír voces. Me sorprende la quietud sin sonidos, sin colores, que ominosa me circunda, como vapores de azogue; es el veneno del miedo que se esparce con derroche. Al momento cambio el rumbo dirigiéndome al alcorce, que me allegue a la taberna antes de que el sol asome. Arribando a mi destino me llevo sorpresa enorme, pues ArWen, la dulce elfa, rodeada de unos doce, yace indefensa en el suelo, pálida, lasa y tan… joven. Unos dicen que está muerta, otros, que ya se repone de un desmayo que ha sufrido. ¡Son diagnósticos mediocres! Para mí que volverá, y musitando mi nombre…


Ataviada con galas de princesa
y luciendo en el pelo florecillas,
yace ArWen la elfa de piel límpida
en su lecho mortuorio en la taberna.

Por encima se agrupan las estrellas
sublimando los cantos de los druidas,
que solemnes, dedican a su hija,
funerales soberbios de una reina.

La rodean algunas compañeras
como Mim y su búho Zacarías,
Pequenita con toca y con mantilla,
o la LEulo y la Phoeby con poemas.

Más atrás, escondido en la bodega,
nuestro Pencho demuestra actitud digna;
de sus ojos emanan unas briznas
de dolor, por la elfa que era bella.

Mas de pronto, sin darnos casi cuenta,
unas luces brillantes muy bonitas
nos invaden, llevándonos al clímax,
cuando el cuerpo de ArWen se despierta…

Cole ©



Buaaa... buaaa... buaaa... snifff... snifff... snifff... (lloriqueos desolados y desconsolados, del bueno de Pencho, acurrucáo allá en el más recóndito rincón de la bodega)
Ay, Mister Cole, menos mal que has venío. Mira lo que le han hecho a nuestra hermosa Arwen ¿Te das cuen...? Ayyy ¡Qué lástimaaa...! Con lo buena que estabaaa... que diga, que eraaa... Ven acá, p'acá, que no me vean llorar, demonio amigo, que eso no es de buenos duendes. Buaaa... buaaa...
Digo, Mister Cole, que porqué no le da usté un llameante y tórrido beso de esos que hacen saltar chispas y perder er sentío, a ver siii...

Cuentan las buenas lenguas brujas, que el Caballero Negro es el espíritu de un tal Don Juan Tenorio, un noble espadachín algo truhán y mujeriego, de tiempos ha, que anda vagando en la eternidad de lo eterno en busca de su amada, que según tengo entendío, se le murió a punto de caramelo, dejándolo con la miel en los labios. Snifff... snifff... Ay, que historias más tristes ¡Relimoneros!
Y es por ello que, a toda la que ve con cierto parecido a su susodicha, la mata para llevársela con él al más p'allá.
Y ahora que caigo, Mister Cole, si tú tienes que conocerlo, pues creo que tié el purgatorio lleno de zagalicas jóvenes, casi toas igualicas, igualicas a la tal Arweinés de Ulloa y Olé
Y¿Sabes qué, demonio amigo? Dicen que deposita una rosa roja en el pecho, en recuerdo de aquella flor que no le pudo entregar, por que cuando llegó a verla pa pedirle matrimonio formal, la pobreciquia estaba ya muerta y enterrá. Snifff... snifff...

Venga, Mister Cole, amigo mío, prueba a darle un besico a ver si espabilara la zagala. Yo lo haría, pero lo mismo no está muerta del tó y se muere de un soponcio "disgustoso".

Ay, que triste qu'estoyyy... Snifff... snifff

Pencho el Duende ©

Allá en La Taberna...




¡Ay
Pencho!
si yo
te contara
lo que hace
el amor,
cuando viene
marcado por
el infierno…
pues jamás
se escuchó
en milenios
y milenios
transcurridos
del albor
de la vida,
que un demonio
capaz fuera
de lograr,
que una bella
damisela,
regresase
del país
de los muertos;
y te digo
aún más:
que la sangre que ayer se derramó cansada,
en ausencia de ojos testigos de ese horror,
conmovió a los poblados que había en derredor
y que ahora preguntan, en clamor, por la espada
que segó,
con saña, la
vida de la
dulce ArWen
y que nadie
logrará
su regreso
de la nada.

Cole ©

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